Ciencia abierta ¿para qué?

Estas son las ideas que impulsamos desde Ciaciar

La idea de ciencia abierta tiene muchos significados y beneficios. La diversidad de definiciones es una de las fortalezas del movimiento de ciencia abierta. Pero en un momento de fuertes desafíos  políticos, cuestionamiento de la democracia y rechazo abierto de las prácticas científicas, es importante aclarar nuestro mensaje sobre qué buscamos al hacer y promover la ciencia abierta.

La ciencia es un bien común de la humanidad.  En tiempos de privatización del conocimiento es preciso retomar y resaltar la ética científica de universalidad y comunalidad. El desarrollo social, económico y ambiental depende de la capacidad de acceder y aprovechar todo el conocimiento científico disponible. La construcción de una cultura científica que contribuya a resolver los desafíos que enfrentamos en el Siglo XXI sólo será posible en un marco de apertura y participación.

Abierto significa un proceso de cambio. Apostar  a la apertura implica explorar nuevas prácticas, nuevas formas de organización y producción de conocimiento y nuevos problemas. La experimentación con la apertura y la colaboración es parte central de este proceso. Y como todo proceso de cambio, conlleva riesgos y resistencias institucionales y políticas que precisan ser atendidas con cuidado.

La ciencia abierta transforma. Es un proceso de transformación cultural, ligado a cambios en las prácticas a nivel personal e institucional. En este  sentido, no hay nada automático en la ciencia abierta. La apertura depende de nuestras actitudes personales y los compromisos institucionales que se generen. Sin importar cuán bien hechas resulten las políticas, siempre va a haber espacio  para ignorar las normativas. Por eso la ciencia abierta requiere generar consensos y compromisos. Y sobre todo, implica una nueva visión de la relación entre ciencia y sociedad.

La ciencia abierta es una construcción colectiva. Esto significa favorecer y reconocer la colaboración por encima de la competencia. La construcción colectiva del conocimiento es un proceso desafiante que cuestiona el privilegio de los expertos. Después de décadas y siglos de pensar en la idea del inventor, el científico iluminado y las patentes como indicadores de éxito es preciso re-descubrir qué significa hacer ciencia en colaboración y producir conocimientos que no tienen dueño. Explorar qué significa construir conocimiento de forma colectiva, respetando diferentes formas de participación, es una de las tareas fundamentales de la ciencia abierta.

La ciencia abierta es una nueva forma de hacer ciencia. Las grandes experiencias de ciencia abierta permiten abordar problemas y generar conocimientos como nunca antes en la historia de la  humanidad. La ciencia abierta produce millones y millones de datos de forma más eficiente que la ciencia convencional. La colaboración abierta permite que los datos sean reutilizados para diferentes fines. Se trata de una nueva escala de producción y un nuevo potencial creativo que modifica la economía de la producción científica y acelera la tasa de innovación.

Hacer ciencia abierta implica infraestructuras abiertas. El proceso de apertura y colaboración no debe limitarse a los datos y las publicaciones. Necesitamos que los instrumentos científicos, los datos y la infraestructura que utilizamos se encuentren disponibles y resulten fácilmente accesibles. La apertura progresiva de las herramientas científicas favorece la participación y democratización del conocimiento al tiempo que evita la conformación de monopolios de información.

La ciencia abierta es una ventana al futuro de la humanidad. El potencial de la ciencia abierta y la inteligencia colectiva no pueden encasillarse  en los modelos cognitivos y productivos del siglo XX. Si realmente queremos beneficiar a la humanidad necesitamos ir más allá de lo  convencional y comenzar a construir un futuro en el cual toda la humanidad puedan beneficiarse del conocimiento científico. Un futuro en el que podamos convivir y aprovechar la naturaleza  sin dañarla.