Edgardo Gonzalez. Universidad Nacional de La Plata. INTA. abogadoegonzalez@yahoo.com.ar

Sofía Hang. CONICET- Universidad Nacional de La Plata. INTA sofihang@hotmail.com

 

En América latina, y en Argentina en particular, se han producido cambios estructurales en las últimas décadas en la actividad agraria, acentuándose procesos de apropiación de la naturaleza que generan cambios en la estructura agraria y les actores involucrades. El acceso a los bienes naturales y su uso se ha reconfigurado dando como resultado un proceso ininterrumpido de concentración y de desplazamiento de actividades y poblaciones de su hábitat, reconfigurando los territorios. Como

resultado de ello se observa la concentración de la producción, el uso indiscriminado de agroquímicos, el engorde de animales a corral, la intensificación del uso del suelo, entre otras.

Ante esto las organizaciones de productores y productoras, como parte de la agenda pública plantean estrategias para generar y fortalecer capacidades territoriales para la gestión democrática de los bienes naturales que propendan al logro de la soberanía alimentaria con prácticas productivas agroecológicas.

En la actualidad encontramos el predominio de la mercantilización como forma de acceso a bienes y servicios que no son producto del trabajo humano (tierra, agua, monte nativo, biodiversidad, semillas y recursos genéticos), mediante regímenes y mecanismos jurídicos específicos, que conviven con prácticas socioculturales diversas, para las que se debieran generar otros marcos normativos inclusivos.

En Argentina han existido políticas públicas y normativas diferenciadas para los diversos actores involucrados en la actividad, como ejemplo en materia de acceso a la tierra podemos mencionar al Consejo Agrario Nacional (CAN). Estas políticas diferenciadas permiten visualizar la emergencia de otros paradigmas al dominante que contribuyan a ordenamientos territoriales más equilibrados, sin embargo dejaron de promoverse desde los años ‘70.

Desde esta mesa de trabajo se propone la reflexión sobre estas cuestiones estructurales y la construcción de prácticas contra-hegemónicas en la elaboración de políticas y normativas plurales que den cuenta de la diversidad de actores, las múltiples tecnologías utilizadas y las posibles -y necesarias- estrategias.